atrás

Cuarta

Madre Admirable, 

que haces que todo nos sea fácil.

    Admirable Madre de Jesús, venimos a Ti, como a la fuente viva que quita la sed, como a la llama que calienta, como a la aurora que disipa las tinieblas, como a la madre siempre atenta al extravío de sus hijos.

    ¡Oh Madre Admirable! El camino de la vida, en muchos momentos, se hace duro. No es fácil caminar siempre, con paso igual, por el sendero del deber.

    No es fácil amar al prójimo, nuestro hermano, como Jesús quiere que lo amemos.

    No es fácil mantener el ánimo constante en las mudanzas de la vida.

    No es fácil ir hacia el Dios de la luz, a través de caminos a veces llenos de sombras.

    ¡Hay días en que todo parece tan pesado...!

    Pero, Tú, ¡oh Madre Admirable!, nos lo haces todo fácil. No apartas de nuestro camino el sacrificio, como Dios no lo apartó del suyo, pero facilitas el esfuerzo haciéndonos crecer en el amor. El amor, siempre vencedor en Ti, te hizo decir al comienzo de tu destino: "Hágase en mi según tu palabra". Esa frase de adhesión al amor, tú jamás la retractaste. No te resististe nunca al sufrimiento, sino que ofreciste a su actuar, un alma humilde y mansa, toda entregada a Dios.

    ¡Oh Madre mía!, que tu ejemplo sea mi fuerza. Haz todo fácil en mi vida. no con la supresión de los pesares, sino con un amor generoso, siempre mayor que aquellos.

    ¡Oh Madre dulcísima!, haz fuerte mi corazón, y si ves que mi amor demasiado rápido se agota, te ruego, dame algo del tuyo y repíteme la lección del verdadero Amor.

atrás