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Vigesimonona

Madre Admirable, que nos haces ver cuánto te agrada este nombre.

Las innumerables gracias que pasan a través de tus manos virginales, ¡oh María, Madre Admirable!, hablan suficientemente de cuánto te es grato este título.

¿Quizá porque un ideal de belleza se transparenta desde tu semblante?

¿Eres feliz solamente porque tus hijos contemplan la serena paz que parece venir del seno de la inmortal Trinidad?

Cuando pronuncian el dulce nombre de Madre Admirable, ¿te complaces en el abundar de los dones de Dios?...

¡Oh María!, tu corazón es demasiado puro para detenerse en si mismo; y no te has inclinado nunca sobre ese corazón sin de inmediato ver el rostro de Dios. No tienes sino una mirada única hacia ese Dios que quieres amar en todas las cosas. Por lo tanto, si te complace ser invocada bajo el nombre de Madre Admirable, significa que quieres ser una alabanza viviente a la gloria divina, y que quieres mostrarnos, en tu persona, qué magnifico es Dios al donarse.

Tu quieres que comprendamos que poco importa, para hacer cosas grandes en el Reino de Dios, ser pequeño y sin gloria humana, con tal de que se sepa decir a Dios esa palabra que abre todos los diques al ímpetu de su gracia: "que se haga en mi según tu palabra".

Sí, has sido Madre Admirable porque tu 'fiat' ha abierto el torrente de la misericordia de Dios y lo ha hecho descender al mundo.

¡Oh Madre, qué cosa sería el universo si este 'fiat' encontrara eco en todas las almas! ... La gracia divina que nos ha venido de Ti, la haríamos elevarse al cielo, rica de abundantes entregas de almas.

¡Oh Madre Admirable!, ayúdanos a recibir el amor, a trasmitirlo a las almas y a hacerlo ascender hacia su fuente eterna.

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